Por: Doraisa González
Con la creación de la Ley Federal de Zonas Económicas Especiales en México el 27 de abril de 2016, se da inicio a ejercer la planeación estratégica más allá del sexenio y de las geoeconomias anteriores.
Desde la primera creación de una Zona Económica Especial en Shannon, Irlanda en 1959, conocida como Zona Libre, hasta las más de 4,500 ZEE existentes hoy en día en 140 países, ha permitido planificar y administrar las olas del sistema capitalista con sus aciertos y desaciertos.
Con un paquete de incentivos fiscales y con el propósito de disminuir la pobreza así como la diferencia de desarrollo económico entre el norte y el sur del país, el gobierno mexicano entra en esta metodología.
Teniendo el mejor caso de éxito a Shenzhen en China desde 1980, que transformó a la región de aldeas pesqueras a la mayor ciudad generadora de tecnología y exportadora de productos afines, con el 15% según el Banco Mundial; se ha vuelto un proyecto tentador para potenciar el desarrollo socioeconómico de México ante el mundo. Sin embargo, este éxito chino apenas ejerce sus frutos en la reciente década.
No todas las Zonas Económicas Especiales, pueden cantar el mismo triunfo, el 50% de ellas han fracasado. Gran parte de tales desaciertos se han ocasionado por la falta de planeación estratégica a largo plazo donde se considere de forma integral, la infraestructura y estructura sólida.
México, que tiene una gama de casos para analizar, en esta primera etapa, las autoridades han decidido que estas ZEE serán en regiones de alta pobreza, específicamente en el sur, que sean costeras, con posibilidades de construcciones de acueductos y gaseoductos, ubicaciones geoeconómicas acertivas (más allá del Puerto de Veracruz), donde se incluirá los incentivos fiscales para un ambiente de negocios atractivo para las empresas, al igual que la creación de la «ventanilla única» similar a los países africanos.
Asimismo, se contará con atención gubernamental federal, estatal y municipal; la posibilidad de Convenios de Colaboración, un Programa de Desarrollo para la infraestructura, el ordenamiento territorial y la inserción de políticas públicas; agregado, se tendrá un Consejo Técnico multidisciplinario de todos los sectores públicos y privados.
Parte de los grandes proyectos en estas zonas son:
Elaborado por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas CEFP
Antes que México, Centroamérica ya había iniciado con ZEE enfocados en aumentar la Inversión Extranjera Directa IED, los cuales han tenido una duplicidad de actividades, tanto en la generación de producción manufacturera al igual que logística. República Dominicana es el que tiene mayor número de ZEE en la región con 51, por otro lado, el Canal de Panamá es el ejemplo más característico del desarrollo logístico.
Respecto a este panorama, es evidente que parte de los focos prioritarios de relaciones internacionales mexicanas, serán Asia y Latino-américa.
Más allá de las típicas preocupaciones al éxito o fracaso de las ZEE mexicanas por los tradicionales periodos sexenales, de igual forma a la falta de estructura e infraestructura útil, otro gran punto de análisis es lograr la integración positiva al interés nacional y a la vista de las exigencias de las nuevas tendencias globalizadas.
Puede notarse que el ejemplo más resaltante de ZEE se ubica en China, que compone «dos sistemas» en una sola región, punto-razón de su gran triunfo, es decir, las peculiaridades chinas en su sistema interno comunista con protecciones a la economía local pero con una falta de dinamismo, embonó con el libre mercado y proceso acelerado de estas Zonas.
El hecho de que México entrara a este proyecto, más que por el atractivo político, refleja una necesidad macro y microeconómica dada la condición de nuestra región con relación a los nuevos multipolarismos y la decisión aislacionista del vecino del norteamericano. Por lo tanto, es probable que la IED, la inversión que deseen generar en la región, no sea un problema; tal vez, con vaivenes en la planeación a largo plazo pero que con la misma inercia, provocará que el gobierno aprenda buenas costumbres al respecto.
En realidad, el desafío está en tener una adecuada cadena de productividad y de tejido social que permita beneficios.
La forma de delimitar las ZEE se encontrará en poder restricciones al tipo de cambio, a la introducción de los productos y la intervención extranjera en las economías locales colindantes, de manera que no afecte, pero que no descarte el incursionar proyectos para mejorar la educación, el medio ambiente entre otros Objetivos para el Desarrollo Sostenible, de esta manera, enfocar a que incentive la exportación.
Serán muchas las etapas para comer del fruto del cumplimiento de la meta, pero debe quedar claro para los actores federales los riesgos y oportunidades, como para lo local, en no tener rechazo pero si una actitud y aptitud integradora.