Al-Farabi: 1150 años del gran filósofo y científico del Oriente |Navegantes Literarios

Escrito por: El Faro Luz y Ciencia, lunes 10 de agosto de 2020, CDMX.
*Información aportada por la Embajada de la República de Kazajstán en México.

Este 2020 se celebra el Aniversario 1150 del gran filósofo y científico medieval del Oriente Abu Nasr ibn Muhammad al-Farabi.

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«La vida de al-Farabi es un ejemplo único de aspiración por el conocimiento, la comprensión del mundo y el significado del ser»

Conocido como al-Farabi, en este año, el mundo da memoria a su herencia puesta en las ciencias y la filosofía; evento que también está incluido en el Calendario de Aniversario de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO.

«Celebrar el aniversario de al-Farabi en tal escala da un poderoso impulso a la popularización, el estudio y la comprensión entre la generación más joven y la comunidad internacional de la herencia creativa del gran científico que hizo una contribución invaluable al desarrollo de la ciencia y la civilización mundiales» argumenta la Embajada de la República de Kazajstán en México quien acerca esta importante memoria a través de las letras.


*Existen pocos datos biográficos sobre al-Farabi los cuales son conocidos a través de lo escritos de autores medievales como son: “Fuentes de información sobre las clases de médicos” de Ibn Abi-Usaibia, “Informes de científicos y sabios” de al-Qifti y “Fechas de muertes de personajes famosos e información sobre los hijos del tiempo” de Ibn Khallikan.

El camino de la vida de al-Farabi

El gran pensador del Este de nombre completo Abu Nasr Muhammad ibn Muhammad ibn Tarjan ibn Uzalag al-Farabi at-Turki (la palabra “tarjan” en su nombre indica que perteneció a una familia privilegiada, y “at-Turki” indica un origen túrquico) nació en 870 en Farab, sitio donde el río Arys desemboca en el Sir Daria, dentro del actual Distrito de Otyrar en Kazajstán.

Alrededor de sus veinte años, el joven al-Farabi emprendió un viaje hacia el conocimiento del mundo, teniendo la oportunidad de familiarizarse con los tesoros de la Biblioteca de Otyrar (considerada la segunda más importante del mundo después de la Biblioteca de Alejandría) y despertando en él, el insaciable amor por el aprendizaje; atravesando períodos de su vida en diversas regiones euroasiáticas como Shash (Tashkent), Samarcanda, Bukhara, Merv, así como en el actual Irán en: Isfahán, Hamadan y Rayy (Teherán).

Para continuar con su educación, el filósofo fue a Bagdad (capital cultural del Califato Árabe), donde comenzó a estudiar diversas ramas de la ciencia y los idiomas; fue ahí donde trabajó en la famosa Escuela de Traductores, teniendo trabajos de Platón, Aristóteles, Galeno, Euclides, entre otros importantes filósofos de la antigüedad. Al-Farabi pronto se convirtió en un destacado erudito conocido en todo el Califato Árabe.

Para 941, el gran pensador se instaló en Damasco, donde pasó el resto de su vida realizando trabajo científico. En su mayor edad, el científico visitó Egipto, y después regresó a Damasco, permaneciendo hasta el día de su muerte en 950 a la edad de ochenta años y siendo enterrado en el “Cementerio de los Reyes” Bab-al-Saghir en Damasco.

«Al-Farabi dejó un rico patrimonio cultural. Sus obras, alrededor de 160 tratados, formaron la base de la filosofía medieval y la filosofía del Renacimiento. Su gran mérito fue la europeización de la ciencia en el mundo árabe y la sistematización del conocimiento científico. Según algunos informes, dominó 70 idiomas».

Filosofía del gran pensador

El conocimiento de Al-Farabi era universal. Se desempeñaba tanto en las humanidades como en las ciencias naturales, teniendo una especial atención al estudio del concepto aristotélico del razonamiento: lógica formal, ontología platónica, epistemología, la teoría del ser y la cognición. Es por ello, que es reconocido como el fundador del peripatetismo oriental, un sistema filosófico que creció con las enseñanzas aristotélicas, ganándose el nombre del “Segundo Maestro” (después de Aristóteles).

Asimismo, creó todo un sistema enciclopédico compuesta de sus tratados en diversas ramas del conocimiento: política, psicología, ética, ciencias naturales, estética, lógica y filosofía. Uno de sus principales tratados resultantes de su investigación científica multifacética se titula: “Sobre la Clasificación de las Ciencias”; dándole un orden alfabético estricto y determinado por tema de cada investigación, el cual fue adoptado como la base de la educación superior y actualmente es considerado mundialmente como uno de los escritos enciclopédicos fundamentales. En opinión de al-Farabi, en la cima de las ciencias, se encontraba la lingüística (escritura, lectura y poética), seguida de la lógica, las matemáticas, la física, la metafísica y la política.

Varios de sus tratados socio-éticos están dedicados al concepto de la sociedad, el Estado y gobernante destacando: “El tratado sobre las opiniones de los habitantes de una ciudad virtuosa”, “Sobre el logro de la felicidad”, “Señalando los caminos hacia la felicidad”, “Política civil”, “Libro de la guerra y vida pacífica”, y “Libro del estudio de la sociedad”, “Sobre la moral virtuosa”. Basado en las ideas políticas y éticas de los filósofos griegos, así como de las ideas sociales del antiguo Oriente, al-Farabi desarrolló una teoría coherente de la estructura social.

De acuerdo con el pensador, «los gobernantes-filósofos están a la cabeza de las ciudades virtuosas, actuando simultáneamente en su papel de líderes de la comunidad religiosa. El gobernante debe ser una persona que haya comprendido las profundidades del conocimiento y haya renunciado a las tentaciones del ser y los valores materiales».

«Al-Farabi creía que todas las personas desde el nacimiento están predispuestas a la virtud, y el destino de un mentor es descubrir esta cualidad en una persona».

«Es en las ciudades virtuosas, donde se esfuerzan por lograr la verdadera felicidad para todos los residentes, lugar que el bien y la justicia prevalecen, así como la injusticia y el mal están condenados». Al-Farabi hizo una comparación entre las ciudades virtuosas y ciudades ignorantes, en este último, cuyos gobernantes y residentes no tienen idea de la verdadera felicidad y no se esfuerzan por obtenerla, sino que sólo prestan atención a la salud corporal, los placeres y la riqueza.

Por otro lado, también contribuyó al estudio de la música y la poesía. Sus principales trabajos en esta área son: “Gran libro sobre la música”, “Libro sobre la clasificación de los ritmos”, “Sobre el arte de la poesía”, “Tratado sobre los cánones del arte de la poesía”. Al respecto, en la formación de su pensamiento estético, las bellas artes y el folklore turquicos del Asia Central en la Edad Media jugaron un papel importante; periodo en que existió una gran combinación de culturas y artes mezcladas con géneros específicos como son kui, muqams y dastans.

La música era considerada en la matemáticas y la contribución artística. En el “Gran libro sobre la música”, este científico dio una definición detallada de la música, poniendo categorías y describiendo los elementos a partir de los cuales se forma una pieza musical. Al-Farabi agrupó todos los instrumentos musicales conocidos en ese momento según el método de extracción de sonido; por lo tanto, sentó las bases para la ciencia de los instrumentos musicales, que luego se desarrolló en el Este y en Europa. Los científicos sugieren que es al-Farabi quien es el inventor de la dombra “ut” de nueve o cuatro cuerdas.

«En 1930-1935 el famoso orientalista francés Rodolphe d’Erlanger tradujo y publicó en París una traducción francesa de dos volúmenes del “Gran Libro sobre la música”, que fue una gran contribución al estudio de la herencia de al-Farabi en Europa».

En materia de las matemáticas y la astronomía, al-Farabi hizo comentarios sobre los trabajos de Euclides y Ptolomeo, resaltando la “Guía de construcciones geométricas” y “Un tratado sobre lo verdadero y lo falso en los juicios de las estrellas”. Sobre los tratados de ciencias naturales se encuentran: “Comentarios sobre el “Almagesto” de Ptolomeo, “Sobre la objeción de Galeno a su desacuerdo con Aristóteles con respecto a los órganos del cuerpo humano”, “Sobre los órganos de los animales”, “Sobre la necesidad del arte de la química”, “El libro de los altos discursos sobre los elementos ciencias de la física” entre otros.

“La palabra sobre el vacío” de al-Farabi, tal vez, es el primer trabajo científico sobre el vacío en la historia de la humanidad.

Finalmente, entre los principales trabajos del gran científico los más reconocidos son los desarrollados en el campo de la lógica: “Categorías”, “Dialéctica”, “Libro de letras”, “Gemas de sabiduría”, “Palabras usadas en lógica”, “Analítica”, y “Evidencia”.

Importancia de la herencia creativa de al-Farabi

Las obras versátiles de Abu Nasr al-Farabi han hecho una contribución invaluable al desarrollo de la civilización humana y el pensamiento filosófico. La visión del mundo de al-Farabi es reconocida por los investigadores modernos, por un lado, como un vínculo entre el mundo antiguo y el mundo medieval islámico, y por el otro, entre la Edad Media islámica y Europa Occidental.

«Los grandes eruditos y pensadores árabes como Al-Biruni, Ibn Sina, Ibn Rushd, Ibn Bayya, Ibn Tufail y muchos otros se consideraron discípulos de al-Farabi».

El trabajo médico de Ibn Sina fue muy apreciado en Europa durante la Edad Media. quien era conocido bajo el nombre de Averroes. Desarrolló la idea de al-Farabi de la superioridad de la filosofía sobre la religión, la razón sobre la revelación, sentando las bases de la doctrina de la dualidad de la verdad. Ibn Bayya también fue influenciado por la filosofía de al-Farabi, en su trabajo “Sobre el camino de la vida de los apartados”, en el cual trata sobre el importante papel del conocimiento en el logro de la perfección ética. Asimismo, con Ibn Tufail en “La novela sobre Hayy, el hijo de Yaqzan” desarrolla la idea de al-Farabi sobre la perfección de la forma filosófica de conocer la verdad.

En la filosofía europea, al-Frabi fue un gran referente de personajes como el filósofo judío y teólogo Maimónides, cuyo trabajo “Guía de los Perplejos” contiene las ideas de este personaje. Cabe señalarse que a través de Maimónides, se puede rastrear un hilo en la historia de la filosofía, que va de al-Farabi a Spinoza. El monje y filósofo inglés R. Bacon, quien hablaba árabe, estudió las obras de al-Farabi en originales.

«El legado de Al-Farabi ha contribuido al establecimiento del diálogo y el acercamiento entre las culturas de Oriente y Occidente. Sus escritos sobre sentido común, ética, ciencia, música y felicidad han seguido siendo relevantes durante más de mil años. Todavía los necesitamos hoy en día para construir una sociedad moderna y virtuosa».

La sabiduría de este Gran Maestro sigue siendo relevante para las ciencias, el arte, la política y los valores fundamentales de todas las sociedades y la espiritualidad humana.


I

Toda la tierra se volverá virtuosa si las naciones se ayudan mutuamente para alcanzar la felicidad.

II

¡Las personas, como pertenecen a la raza humana, deben mantener la paz entre ellas!

III

… solo a través de las uniones de muchas personas que se ayudan mutuamente, donde cada uno entrega al otro una parte de lo que es necesario para su existencia, una persona puede adquirir la perfección a la que está destinado por su naturaleza.

IV

La razón se le da al hombre con el propósito de servirlo para que pueda alcanzar su máxima perfección.

V

Una vez, alguien le mostró una manzana madura a Abu Nasr al-Farabi y le hizo la siguiente pregunta: “¿Qué buena calidad tiene esta manzana?  ¿Su color, jugo, sabor o forma?”  Entonces al-Farabi respondió: “Sus semillas tienen la más alta calidad. ¡Porque esta manzana en sí creció de ellas, y de estas semillas creció todo el jardín!”.

VI

Una vez, al-Farabi, caminando por el bazar oriental, vio a un niño que escrupulosamente limpiaba botas.  “Chico, ¿cuántos dirhams (dinero) ganas al día haciendo tanto trabajo?” – le preguntó al-Farabi.  “Sólo dos dirhams”, – respondió el niño con tristeza.  El gran científico sintió lastima por el niño y le dio cuatro dirhams, que recibía diariamente de Saif ad-Daula.  Posteriormente, ese niño se convirtió en uno de los mejores alumnos de al-Farabi.

V

Uno de los gobernantes orientales invitó a al-Farabi al palacio y le preguntó:
Oh, Segundo Maestro, ¿cuál es el futuro de mi país? Quiero escuchar sus predicciones.
Entonces al-Farabi respondió: «Si quieres saber el futuro del país, muéstrame sus jovenes y te predeciré el futuro».

VI

Cuando al-Farabi llegó a Bagdad, el Califa Muhtadid ibn-Muaffak al-Billah (857-902) le hizo esta pregunta: “Escuché que aprendiste todo en el mundo. ¿Quién sabe más: tú o Aristóteles?”. Entonces Al-Farabi respondió: – “Si yo viviera en su época, sin duda sería uno de sus mejores alumnos”.

VII

En una de las conversaciones sobre la importancia de la ciencia, a al-Farabi le hicieron la pregunta: “¿Quién es un sabio?”. “A la pregunta de quién es un sabio, respondería que «Un sabio es el que no deja de pensar sobre su vida futura.  Delante de mí está la oscuridad.  Hoy soy un invitado de honor del califa.  Y mañana podré estar en la tumba.  Ciencia y sufismo son significados conflictivos.  La ciencia es verdad, el sufismo es misticismo”, – dijo.  Este fue el momento en que al-Farabi fue perseguido y acosado por el califa de Bagdad, Mattakid.

VIII

Al estar lejos de sus lugares de origen, al-Farabi, quien dedicó toda su vida a la ciencia, en su vejez encontró en una ruta de caravana a sus compatriotas y se puso muy emocionado. Después de preguntar por su tierra natal y calmarse, escribió en su amada dombra (instrumento musical) apodada “Kipchak” lo siguiente: “Mi querido kipchak, extraño mucho mi tierra natal. ¡Me inclino ante tu nombre, donde sea que esté!”, – y entregó la dombra a sus compatriotas como regalo.

IX

Una vez en el palacio hubo una reunión de gobernantes, científicos y artesanos.  al-Farabi, vestido con modestia, llegó a esta reunión y se colocó en un lugar sin distinciones.  De repente, el gerente de la reunión le dijo a al-Farabi: “¿Qué tipo de arte tiene nuestro invitado?”. Entonces al-Farabi sacó su dombra “Kipchak” de la bolsa y comenzó a tocarla hábilmente.  Al principio, la divertida música (kyui) hizo reír a todos los presentes.  Luego comenzó a tocar de manera diferente, y el público cayó en tristeza y lloró.  Y cuando la dombra-kipchak cambió a una música suave y agradable, todos se calmaron y se quedaron dormidos.  Luego él escribió en una hoja de papel “Estos kyuis fueron realizados por el kipchak al-Farabi” y abandonó el palacio.

X

El alma, igual como el cuerpo, se caracteriza por la salud y la enfermedad.  La salud del alma consiste en el estado de sí mismo y sus partes gracias a las cuales siempre se realizan buenas obras y acciones maravillosas.

XI

La sinceridad en relación con uno mismo surge sólo cuando una persona se atribuye a sí misma las buenas cualidades y las buenas acciones que hace.  Cuando una persona se atribuye cualquier cosa a sí mismo, pero no lo que es inherente a él, se desarrolla una simulación en él.

XII

Una persona no alcanza la felicidad en circunstancias que puedan conllevar (ya sea) elogio o increpación.  Logra la felicidad en una combinación de circunstancias que conllevan tanto elogio como increpación.

XIII

Se dicen que una persona es inteligente y que comprende cuando se combinan dos cosas en él: 1) que distingue perfectamente entre las acciones que deberían preferirse o evitarse, y 2) que usa lo mejor de todo lo que ha experimentado debido a su excelente habilidad de distinción.

XIV

Una persona no puede estar dotada de una virtud o un vicio desde el principio por naturaleza, del mismo modo que no puede ser un tejedor o escriba nato.  Pero por naturaleza puede estar predispuesto a estados (asociados) con la virtud o el vicio… Del mismo modo, puede tener una predisposición natural a las acciones (asociadas) con la escritura o con algún otro tipo de arte, y para él estas acciones son más fáciles de realizar que cualquier otras.

XV

Si no hubiera fenómenos aleatorios en el mundo, cuyas causas son desconocidas, entonces el miedo y la esperanza desaparecerían, y si desaparecieran, entonces no habría absolutamente ningún orden en los asuntos humanos, ni en los asuntos de derecho, ni en la política, porque si  no fuera por miedo y esperanza, nadie ganaría nada para mañana, el súbdito no obedecería a su gobernante, y el gobernante no se preocuparía por sus súbditos, y nadie haría el bien a otro, y no obedecería a Alá, y no cometería  buenas obras, porque aquel que sabe que mañana es inevitable, y persigue vigorosamente lo que nunca utilizará, es un hablador estúpido.

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