Las letras retoman el sentido |Navegantes Literarios

Escrito por: Presidencia El Faro Luz y Ciencia, miércoles 24 de junio de 2020, CDMX

Una aportación literaria de nuestra Firma para todos los escritores, editores, lectores y amantes de las letras.

Las caravanas de la incertidumbre pandémica están acomodadas en cada rincón de las estanterías, sin perderse ninguna de las secciones temáticas que tiene la librería “El Planeta Tierra”; y han llegado muy adentro, hasta las más mínimas letras entintadas en las hojas de los libros, sobre todo de las novelas de la vida real, poniendo en jaque (sin ser mate) a sus personajes (nosotros) y al desenlace mismo de la dramaturgia (título: la cosa del otro mundo se acerca); el nudo de la obra ha virado repentinamente en otra dirección que pareciera salida de la ciencia ficción, un mal chiste ¿es que creyeron interesante poner a todos con tapabocas?, y, la primera pregunta que surge en la mente pictórica de los personajes novelísticos se escribe con signos de exclamación prolongada: ¡¿Qué pasará con nosotros?!… Se cierra el capítulo.

Y vaya que se ha excedido el escritor de esta obra, ahora, cuento de ficción; pareciera que el responsable de la pluma le ha dado el síndrome del Quijote, pero no con historias de caballeros heroicos, sino de surrealistas, de autores del terror, el misterio y de la ciencia ficción, ya lo veo, un poco de Asimov, Lovecraft, Giovanni Papini, y quien sabe que más.

Eso decimos nosotros sus personajes inocentes e inmovilizados, que nos han dejado en puntos suspensivo, ¡pobres de nosotros! ¿Quién podrá salvarnos? Pero ¿qué dirán los lectores?, quizá lo estén disfrutando, tal vez se vuelva en el Best Seller más importante del siglo XXI; si de casualidad leyéramos los capítulos y tomos anteriores, por extraño que parezca, puede que no suene tan fuera de tono, posiblemente habíamos olvidado a uno que otro personaje importante, ¿Acaso la madre naturaleza no tiene el protagonismo? Ya lo imaginamos, “entonces, de las profundidades despertaron los titanes como jinetes del apocalipsis para vengar a la madre tierra”.

Se describe el ambiente. Los políticos quieren controlarlo (la pandemia), los empresarios ven por donde invertirlo, los ciudadanos tienen hambre, la comunidad cultural y literaria quieren inspiración, una serie de sentimientos y crudezas azotan a la humanidad. Hasta los escritores (una parábola del escritor de este cuento con su personaje del escritor) que acostumbran (en algunos casos) al encierro voluntario, recogen suspiros, porque, ahora ¿quién y cómo los leerán?

Suenan los tambores de acecho.

Las editoriales del papel, como todos en su sector, están preocupados; las bajas en la venta de libros y producción de nuevos ejemplares han caído por encima del 30%, y para nuestro México lindo y querido, nuestra Cámara del sector, la CANIEM, estima que la venta de unidades ha bajado 49%, aunque no todo está perdido, –si se toma al toro por los cuernos-; en el Informe Bookwire se determinó que el 45% de las ventas digitales en América Latina ocurren en México y va en aumento; ahora sí, -ya se veía venir la ola digital-, pero entre obviedades como que Colón encontrara otro continente y la tierra no era redonda, sólo algunos toman el barco para descubrir nuevas tierras.

Quizá es tiempo de aceptar lo esperado y pensar en la nueva corriente; como en su momento, el cine mudo pasó al hablado, cuando el canto era a capela y surgió el micrófono, cuando la escritura romanticista pasó a la revolucionaria, cuando el arte terminó en conceptual; y ¿Acaso desaparecieron las anteriores? No, sólo se trasladaban a nuevas realidades. ¿Por qué temerle a lo desconocido cuando nunca hemos pisado suelo firme? Únicamente lo hemos imaginado.

Mientras hay quienes deciden quedarse sentados en su temor o rencor sin responsable (-si lo hay, somos todos-), la filosofía darwinista es aplicada por muchos en todos los rincones de lo virtual.

¡Estamos arribando a un nuevo mundo!

Todos somos necesarios, pero no indispensables; y su máxima primordial -todo muere cuando deja de moverse-.

Sí, esto es la Crónica de una Pandemia Anunciada, siempre hubo los profetas o al menos, los escritores que anunciaban y advertían lo que nadie quería oír: –no somos los dueños del mundo que nos hizo, y este responde-; porque para todo hay límites, y como los grandes imperios pensaban en que -así son las cosas- por la eternidad, fue inevitable lo que sólo es evitable por la conciencia. Miremos que la soberbia se paga caro; diría Pessoa en su desasosiego que hay quienes se creen en las nubes por sólo subirse a un escalón, cuando sólo bastó un poco de viento, otro tanto de temblores y la acción ineludible de los organismos diminutos, y ¡Abracadabra! la humanidad está en crisis.

¿Ya aprendimos de esta noche la más oscura? Para proseguir con un nuevo capítulo.

No todo es tragedia. La vida está llena de claroscuros; desde Gilgamesh, Shakespeare (y más allá de él), genio de novelar los sentimientos y la naturaleza humana, hasta Octavio Paz, saben (los escritores) que debe haber continuidad, que aquí, cabe añadir sobre William (Shakespeare), él si que sabía de confinamientos y fueron sus mejores periodos para la creación de sus obras.

La eternidad sólo se obtiene impregnada en la memoria- y las letras es su mejor conductor.

Con esta pausa intencionada, como algo surgido de la nada, es que se retorna a las apreciaciones verdades.

Es en las letras donde la creación encentra refugio; entre esas líneas de fulgor significante se puede encontrar el sentido del significado que representa la persona; siempre (la palabra en letra) invita a pasar, pero, en la relatividad de lo cotidiano, se queda escondido sin poder salir. Habrá quienes teman a la soledad, que entre los sentimientos incontrolables no se encuentre refugio, quienes entintar o teclear, es un suspenso lleno de monstruos; sin embargo, es precisamente en esa oscuridad donde nace la luz, formándose las letras dirigidas por el pensamiento de extraña procedencia, y es cuando otro mundo se forma para heredarlo a la humanidad. ¡Qué belleza de don tenemos todos!

Si lo pensamos, vivimos un momento simbólicamente paradójico: con una máscara que esconde la voz hablante, pero no la palabra literaria, con el manifiesto del verdadero regente natural y el encierro llamando a sí mismo.

Viviendo en un mundo de las ideas (porque la creatividad es industria), la imaginación y las letras cobran sentido y que mejor herencia que nuestra propia historia.

Es por ello, que, como epílogo calcinante de esta última saga, los invito a leer y escribir. Mientras haya quien ansíe el conocimiento y quien desee repartirlo, siempre habrá libros en tinta y papel, o entre redes y cómputos, siempre un escribiente y un lector.

El tiempo no tiene perdón y quienes añoran el -para siempre- sólo se dará en su propio mundo puesto en este, ante la cortina de las letras, entre muchas otras herencias.

“Y… el escritor se encuentra con el personaje escritor. -¿Quién somos?-“

De: D.I.G.A.

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