El México propio: vida e historia (XVI)

Los brochazos de política

Fue precisamente en una clase que alguien me incentivó a entrarle a la política a pesar de cómo era vista, – lo peor de lo peor -, la lógica de ese maestro era simple: debía ser algo que probara con mis propios ojos y oídos más allá de poner atención desde la distancia de mis antecedentes familiares y la vida con ese grupillo de personas metidas en los asuntos públicos comunitarios o de la administración pública. Recuerdo bien sus palabras: ¿quieren entrarle a esto? Lo peor que puede pasar es que sea lo que no esperaba, pero solo la cuchara sabe lo que hay en el fondo del plato y quizá encuentra un garbanzo, mientras quien no lo intenta vivirá muerto en vida.

Después de eso, me dediqué a preguntar entre mis familiares si conocían a alguien que quisiera a una voluntaria, de lo cual, sí, vi a muchos personajes que me contaron sus perspectivas de su propia carrera, pero, en esos momentos no tenían forma de introducirme como ellos quizá esperaban mentalmente, también, le pregunté a Raúl y a los amigos de las librerías, aunque, con toda amabilidad me concretaron igualmente reuniones, ese 2012 recién acabadas las campañas para mí era demasiado tarde para formar parte de un proceso que me hiciera parte de un equipo con certeza.

Así estuve algunos meses hasta que un compañero me dijo que un profesor suyo lo invitó a trabajar en la Cámara de Diputados con el vicepresidente de la Mesa Directiva Ángel Cedillo, del PRD, a quien apoyé propiamente en los discursos, asuntos internacionales y las organizaciones, cosas generales, de ahí, sin ser en sí mismo vinculante, terminé en el Senado de la República con Isidro Pedraza, gracias a una amiga que estimé mucho, propiamente apoyando en su organización de fuerzas campesinas e indígenas, y conociendo el plan originar de la Mixteca, proyectos productivos y la soberanía alimentaria.

Todo marchaba bien, incluso en el grupo que formé parte que, “más que debates estudiantiles” nos dedicamos ha ser un equipo con proyecto universitario (ya entenderán los que son parte de la FES Acatlán), lo que me permitió ser parte de la vida democrática de la UNAM siendo representante, mediar en el Yo Soy 132 y saber a ciencia cierta de los actores juveniles que ahora me los encuentro en distintas trincheras partidistas o técnicas en la actualidad.

Por tal, el círculo que me rodeó hizo que adoptara ideas progresistas, entendidas desde mi humilde opinión como esa lucha por el progreso y la igualdad, aunque, en cuanto a la escuela partidista, observaba que las ideologías puras no eran suficientes para comprender la necesidad social, vaya, ¿por qué usar un solo método si este ni es tan perfecto, ni tan propio de nuestra nación?

En aquellos momentos hacían eco en mi cabeza como dejavú continuo, como recovecos de una caja de resonancia, las conversaciones entre mis dos familias (dicho en episodios anteriores que vienen de arriba y de abajo), las ideas de democracia y justicia social en marchas y movimientos con mis padres, las enseñanzas de las maestras y maestros de mi niñez y pubertad, así como, claro, la intensa enseñanza y oleaje de experiencias dentro da la casa máter.

Me quedaba claro, porque era obvio, que, lo que deseaba México era más igualdad, justicia y memoria, a pesar, -cada quien póngase el saco-, que para esos instantes, se veía imposible e inclusive distante del deber ser de la élite tradicional política como algo en su agenda, en contraste a otro oleaje partidista en crecimiento, que presentaba una figura un tanto puesta en un extremo que desde la revancha podía traer como consecuencia la concentración de un poder que no pudiera ver más que en un solo color, como los caballos que les cubren sus ojos para no mirar a los lados. Bueno, el discurso de la verdad y del enemigo es tan tentador de usar para ganar guerras por el poder.

Benjamín, del que hablé en capítulos anteriores, me decía, que cuando en la decisión pública persiste el rencor y la otredad (basado en Immanuel Levinas), traería como resultado los extremos, al grado de convertirse en botín de los ambiciosos y cárcel para los pacifistas, porque mientras estos van con la espada puesta, los otros no saben qué hacer. Acuñando la frase de Gandhi que, si todos aplicáramos la Ley del Talión “ojo por ojo, diente por diente”, todos acabaríamos ciegos y chimuelos, es que hay personas con gran ingenio que optaron por encerrarse en sus salones mientras que los más cínicos se hicieron camino hasta que después fue demasiado tarde; y aclaro, no es que la bandera de lucha de quien llegó al 2018 fuera mala, fue la mejor, pero detrás, se tiene a los que juegan con máscaras y los frutos del poder absoluto queriendo más. Tonto el que crea que es distinto porque los humanos virtuosos son garbanzos de a libra.

Y que viniera de él, de Laureano, tenía un sentido más sentido, porque él era judío, fue Rabino, en contra del sionismo que buscaba acabar con los musulmanes, llevándose un rechazo de un sector de la comunidad. También fue gran promotor de movimiento de los Países No Alineados de Tito en Yugoslavia, a quien conoció personalmente y promovió que México fuera parte, lo cual, lo hizo. A su vez, conoció a Charles de Gaulle, a Mandela y montón de virtuosos que marcaron un hito el curso convencional de la historia humana.

Benjamín consideraba que la naturaleza humana era inamovible con sus claroscuros, pero hay algunos que debemos navegar sin saber que nos depara en el profundo océano; quitando piedras en el camino de otros navegantes para que el surco sea más loable y llegue a un buen puerto, siendo, y así se debe asumir, que pocos se enterarán del esfuerzo que hizo, como ese pez para navegar en contra marea por el bien común (tal cual esas palabras). A pesar de ello, creo es importante demostrar que es posible, para que otros repliquen el ejemplo.

Por tal, en lo personal difería en un tema que me llevó a una discusión en alguno momento con él, y es que hay circunstancias en que debemos ser parte de una trinchera, de un bando, porque hay veces que la tibieza solo trae más desgracia a la sociedad que se representa. Claro, él fue definido en defender lo justo, pero siempre jugó entre bandos como un diplomático para llevar a consensos colectivos y en mi caso, llegué a la conclusión de que si es necesario en mejor crear un poco movimiento que combine lo mejor de ambas versiones para el país.

Haciendo una pausa, rememoro un cuento hindú que leí, en que una vez, el hermano del rey, Ashura, debía ir a guerra sin desearlo, porque en otro bando había gente con la que creció desde la niñez, por lo que le oró a Krishna quien escuchó sus súplicas para decirle que no temiera, porque su corazón era puro, porque lo hacía por amor al pueblo y entonces la ira no lo motivaría y sabría ser sabio en la batalla y después de ella. Ashura era un arquero que nunca fallaba al blanco.

Retorno.

Así es, tuve muchas invitaciones para formar parte de un partido político, ya sea de compañeros de carrera, de los legisladores con los que trabajé, de otros más que están al frente del partido dominante, también del lado familiar del blanquiazul, sin embargo, no me terminaba de convencer, porque en mi cabeza algo faltaba en el rompecabezas personal para construir algo que fuera lo mejor para el país y que además, yo pudiera dar algo distinto, para no quedar ensimismada en los estándares partidistas. Sería un error, pensando que la época que nos toca se resume en una palabra: cambio.

Para mí, por mi historia y quienes me formaron: ante todo está primero el proyecto que defina a dónde y cómo, que debe ser de acuerdo con el interés nacional. Lo demás, son marcas publicitarias para establecer un yo y el otro, más que la verdad a seguir. No es mala táctica pero es insuficiente para un estadista.

En pocas palabras, espero entendidas: no terminaba de embonar ese paisaje, había construcciones espirituales pendientes, imaginarios intelectuales para hacerse de un proyecto y una nueva forma de hacer política (y la que estoy pensando como vieja es la que está ahora en 2024 en el poder). En mi ser, había otras cosas por hacer antes de dar ese gran salto con algo único en el lugar/tiempo indicado.

Para los próximos capítulos, presentando pasajes de esas pláticas y experiencias, empezaré a cuestionar proyectos, porque para estos días, el rompecabezas personal e intangible está completo y por medio de la acción y la palabra quieren salir.

Abrazos.

Capítulo anterior:

https://elfaroluzyciencia.com/2024/10/el-mexico-propio-vida-e-historia-xv/

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