Por: Dora Isa González
Introducción y sazón
En este viaje llamado vida, he tornado en distintos rumbos que ni siquiera yo imaginaba, pero que, para mi tranquilidad, no dejan de llevar el mismo destino: congregar un México distinto que alcance una luz propia para iluminar al interior y el exterior.
Y esa meta impuesta como una misión a mi modo de vivir por la plena satisfacción que el viaje y el fin entrañan, me ha motivado ahora escribir sobre el sentido tan profundo de lo que eso se refiere.
Quizá también con un empujón de más, consecuente de la serie de supuestos que han dicho de mi persona por las decisiones que he tomado, las cuales no han sido para nada medias tintas y que además, se han dado por cerrones de puertas de personajes que se excusan en calificarme de traidora o espía minuciosamente planeada cuando solo impedí que pisotearan nuestra dignidad y mostré su gatopardismo (para mayores referencias Google). Pobres de ellos, que no pueden asumir sus propios errores, pero, conforme pasen los años, más caerán en cuenta de los mismos, empezando por lo erróneo de sus supuestos frente a lo que escribiré de mis años previos.
Así que este texto es personalísimo y social. Inspirada en la forma, en mi querida escritora Irene Vallejo al escribir el “Infinito en un Junco”, persona que con mucho deseo quiero que logremos encontrarnos en México o España para profundizar en nuestras letras y quien ha tenido la habilidad de viajar por varios mundos suyos y de la humanidad en un solo libro para hablar del libro en sí; por tanto, he hecho de este texto titulado “México propio: vida e historia” un conducto para relatar de mis memorias entrelazadas a la memoria histórica de nuestros pueblos, ya que, este camino y de quienes me precedieron, se ha caracterizado por ser rico en diversidad y simbolismos, los cuales me han permitido mantener un fuego perpetuo sobre el cambio para el país.
Debo decir, como todo escritor o escritora, hay un ego personal en saber que nos leen, pero, eso se matiza a la necesidad irrevocable de auto confirmarnos por medio del texto y que, como diría mi amigo Oscar de la Borbolla: -tengo algo de preocupación, porque un estudio dice que menos del 10% entiende el sentido de lo que escribimos, aún así lo hacemos sin saber qué les quedó de nuestra lectura-, con ello, complemento en decir, que espero sirva de disfrute u ocupación de muchos, ya sea para sonreír, llorar o darles dolor de cabeza, pero que no deja de ser esta acción concretada en texto digital, una manera de encontrarlos y encontrarme en un siglo que se necesita referentes ante la falta de sentidos.
Entre estas próximas líneas que no saldrán en un solo día sino los apreciables ombligos de la semana -los miércoles-, pasará desde los antepasados que en ellos ha transitado los dos denominados México que tan diferidos los vemos en las opiniones públicas, hasta mi nacimiento y conducción, etapas cada una de ellas, marcadas por símbolos con un antes y un después, además, con las coincidencias con personajes que dejaron huella en mí y en el país, a quienes les debo tanto y hoy les rindo tributo con el ejemplo y esta tinta.
Vaya, habrá mucho que decir, todo en la justa medida de no aburrir ni vagar. Igualmente es un conducto para legitimarnos, humanizarnos y contar con las herramientas para construir un proyecto de nación congruente con lo que somos y representa México. En fin, también tiene su tinte político, pero de gran política, no grilla barata.
Se dirán en algunas ocasiones nombres, en otras, solo referencias que, quienes hayan transitado por ahí caerán en cuenta de las figuras en mención, todo en la medida de lo que enriquezca y no difame, centrado, particularmente, en comprender lo más importante, el mundo que está y quienes somos. Espero no dejar caídos en el paso.
Como todas las vidas nuestras como seres humanos, será una tragicomedia, con misticismo, épica, cotidianeidad y sentido común. Quedará en claro (porque luego hay conspiranoicos) que soy una persona de carne y hueso como cualquier otra, que simplemente, no quiere pasar por el mundo, sin haber hecho todo lo posible por dejar las cosas mejor, al punto de convertirlo en un modo de vida desde hace varios años y aunque en el camino nos divertimos, que nos gusta más de lo que toda persona disfruta en la ociosidad, en mi caso, siempre termina estando en primer lugar, hacer lo que sea benefactor para la sociedad en general y trascendental. Simplemente me genera una satisfacción inexplicable y misma que quiero mantener hasta el último de mis días.
Disfruten este viaje y espero deje una huella de confianza con simultaneo efecto que le den sentido a su vida o nos encontremos entre navegantes de este inmenso océano, porque el camino lo vamos haciendo y los milagros surgen en los más mínimos detalles. Todo está en comprenderlo y tener la seguridad de lo que sus corazones dictan, he ahí la magia y el poder.
Y … para dejar la espinita de lo que viene, empezaré el próximo texto hablando sobre el pasado histórico de un lado de la familia, de parte de mi madre, compuesta de mujeres y hombres participes de las revoluciones, de raíces indígenas y mestizas, que se han abierto paso por medio de la lucha, el sudor, la sangre y sobre todo la fe, tan perpetua, que el milagro se ha palpado en cada andar por el México profundo.
Ya lo sabrán el siguiente miércoles.