Fuente: El Faro Luz y Ciencia, lunes 26 de septiembre de 2022, Ciudad de México
Por: Miguel Cabrera
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Las próximas elecciones a celebrarse en octubre en Brasil serán determinantes para definir la afiliación de sectores económicos de influencia para el desarrollo de las nuevos prismas geopolíticos.
El día que Bolsonaro ganó
Es imperativo recordar el contexto social del 2018 cuando Jair Bolsonaro ganó las elecciones presidenciales de Brasil. En ese momento los principales problemas del país sudamericano de 220 millones de habitantes gravitaban en torno a los grandes índices de pobreza, criminalidad y corrupción. En este último ámbito, baste recordar los escándalos que involucraron a la empresa estatal Petrobras o a la constructora Odebrecht. La percepción en el clima electoral era la de una necesaria renovación, y Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal, parecía satisfacer exactamente esa demanda.
Resulta significativo que hayan llegado a anteponerse el perfil de Bolsonaro con el del carismático de Luiz Inácio Lula da Silva, conocido entre otras cosas por sus políticas de redirección del presupuesto gubernamental hacia los sectores menos privilegiados. Lo cierto es que en 2018 y pese a la participación de Brasil en el importante bloque BRICS (conceptualizado por el economista de Goldman Sachs Jim O’Neill), los anteriores enclaves de corrupción junto al impeachment de Dilma Rousseff por las mismas acusaciones lograron generar la aceptación suficiente para que Bolsonaro llegase al poder.
Estados Unidos pierde influencia en Latinoamérica
Cuatro años después y tras un conjunto de políticas públicas criticadas por la opinión internacional de excesivamente militarizantes como aprobar legislación a favor de la posesión particular de armas de fuego, sumadas a la afrenta de Bolsonaro con la Suprema Corte a través de sus declaraciones de escasa corrección política, un ineficaz manejo de la pandemia por Covid-19 (se calcula el fallecimiento de 680,000 brasileños) y su conocida afinidad con el supremacismo al estilo Trump, la administración del ultraderechista se tambalea ante el claro avance de una izquierda que se percibe nulamente representada en el contexto de su creciente reconquista de plazas en América Latina. Revisemos brevemente este aspecto:
- Alberto Fernández llega a la presidencia argentina en octubre de 2019.
- Se escenifica la victoria en junio de 2021 de Pedro Castillo en Perú, miembro del partido marxista Perú Libre.
- Ese mismo año triunfa Gabriel Boric en el mes de julio como el presidente más joven en la historia de Chile.
- En mayo de 2022 Gustavo Petro ondearía la bandera de la izquierda como nuevo presidente colombiano.
- El fortalecimiento de la izquierda en Bolivia, tanto en el parlamento como en la presidencia.
Para Lyuba Lulko, columnista y editora del portal Pravda, lo anterior debe interpretarse como la pérdida de la influencia de Estados Unidos en Latinoamérica y el fortalecimiento en la región del binomio Rusia-China y traza un paralelismo de la actual situación con la victoria de las izquierdas latinoamericanas tras la elección de Hugo Chávez en Venezuela en 1998.
Presencia rusa y china en el cono sur
Que la presencia de súperpotencias como China se fortalezca en la región del cono sur lo corrobora la influyente agencia texana de inteligencia Stratfor, la cual refiere que más del 85% de las inversiones chinas en Brasil se han estado realizando en los sectores de petróleo y gas, particularmente en la importante cuenca de Santos y a través de empresas CDNOC y CNOOC. Por otra parte, las también sino-empresas Tencent Holdings (TH) y Ant Group (AG) han invertido en las preponderantes startups brasileñas Nubank, QuintoAndar, Frete.com y Cora (TH), y Dotz (AG).
Aunado a ello debe tomarse en cuenta el asentamiento de tropas rusas en el país de Nicaragua por petición del presidente Daniel Ortega, fuertemente sancionado por EEUU, según expone el portal France 24, tras la firma de la controvertida Ley de Regulación de Agentes Extranjeros, también llamada «Ley Putin» en septiembre de 2020, la cual declara como «agente extranjero» a personas que se dediquen a actividades políticas en interés de países extranjeros y que reciban financiamiento desde el exterior.
El Gran Caribe según Robert Kaplan
Por tanto, puede observarse que desde el punto de vista geopolítico, las elecciones próximas del 2 de octubre en Brasil representan para EEUU la continuación del declive de su esfera de influencia más cercana. Respecto a ello el prominente estratega estadunidense Robert Kaplan ha reiterado la analogía entre la importancia del Mar del Sur para China y el Caribe y el Amazonas para EEUU. En efecto, Kaplan comentó en una conferencia reciente que para los chinos el Mar del Sur es para ellos lo que el Gran Caribe lo ha sido para Estados Unidos.
Kaplan cita a Nicholas Spykman, estratega de origen neerlandés, quien pronunció en 1940 en la Universidad de Yale que Estados Unidos controlaría el hemisferio occidental cuando llegase a controlar el Gran Caribe, lo que ocurrió en la administración de Teddy Roosevelt. Así, Washington logró controlar el espacio entre Yorktown hasta las junglas del Amazonas. Para Spykman, el Amazonas es el verdadero límite entre Norte y Sur América. Al dominar de ese modo el hemisferio occidental, Estados Unidos podría afectar el balance de poder con el Hemisferio Oriental. «Y eso es de lo que en esencia trataron dos Guerras Mundiales y la Guerra fría», refiere Kaplan. «Todo comenzó en el Mar Caribe».
Brasil como súperpotencia agrícola
Debe notarse, finalmente, que Brasil es una súper potencia agrícola sólo detrás de la Unión Europea y Estados Unidos. Con el control del 20% de la flora mundial, el boom agrícola tuvo su piedra de toque en 1970 con la creación de la corporación estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria, Embrapa. Tan sólo en los últimos cuarenta años la producción en este fundamental sector ha crecido un 385% y al ser el primer exportador de granos de soya del mundo en una fuerte mancomunidad con China como socio comercial, lo que explica que el sector agrícola represente el 24.4% de su PIB, el 43% de sus exportaciones y el 19% de los empleos, con cifras de 2019.
En conclusión, en el caso Brasil nos encontramos ante una disputa principalmente entre Estados Unidos y China. De manera semejante a los influyentes semiconductores (chips) que prohijarán el desarrollo de la Inteligencia Artificial y recordando las palabras de Henry Kissinger, quien domine el agua y los alimentos logrará fundamentar su orden político.
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Miguel Cabrera (Ciudad de México, 1988) es analista multidisciplinario de asuntos internacionales, economía y cultura, egresado de la UNAM. Es editor independiente y fundador del proyecto para la promoción de la paz Arcadia México.