Fuente: Lic. Dora González, 29 de octubre de 2018, CDMX.
Con el Acuerdo de Cooperación de China con la Unión Económica Euroasiática firmado el 17 de mayo del presente año, que fortalece la Declaración Conjunta de la Franja Económica de la Ruta de Seda con dicha Unión en el 2015, se concreta el bloque en energéticos y el proyecto de conexión comercial más importante del siglo XXI, mismo en que América Latina, particularmente México tiene un papel preponderante.
Ante las transiciones vividas a nivel nacional y los efectos multipolares que hoy en día existen en la sociedad internacional, México debe entretejer una agenda de política exterior que permita engrosar su papel internacional así como beneficiar su interés nacional.
El territorio mexicano tiene una posición geográfica privilegiada que le permite al Estado tener relaciones en política exterior diversificadas, sin embargo, sin procedimientos claros y una capacidad de respuesta apta a las circunstancias, puede ser perjudicial.
Para ello, existe un aumento de la interacción e interdependencia con los países del Pacífico y los nuevos bloques regionales como es la Unión Económica Euroasiática, así como la Iniciativa de la Franja y la Ruta de Seda del siglo XXI.
El Cinturón Económico de la Ruta de Seda y la Ruta de Seda Marítima del Siglo XXI, tambien conocido como One Bealt, One Road OBOR, que fue propuesto en el 2013 y coordinado por la República Popular China, representa el proyecto globalizador-logístico más grande de la actualidad, donde contemplan la conexión terrestre de Yiwu, China a Reino Unido con un aproximado de 12,000 km en 19 días, así como la vía marítima entre Oriente Medio con África, además de los Tigres Asiáticos, Oceanía y América Latina.
Dicho proyecto estimado para su finalización en el 2045, representa la integración directa de 60 países e indirectamente de 120, el 75% de las reservas energéticas, el 70% de la población mundial y un aproximado del 55% del PIB mundial, el cual ya tiene avances destacados como la vía férrea entre Chengdu, China a Lodz, Polonia, mismo que cruza por Númberg, Moscú, Estambul, Minsk, Smögen, Almaty, Praga y Milán.
Como ha sido expresado por el Presidente Xi Jinping, OBOR contempla una serie de mega edificaciones como son el Camino Prometedor de Kazajstán, el Programa Carretero de la Estepa de Mongolia, el Círculo Económico de Vietnam, el corredor bioceánico con latinoamérica.
Enfocado a generar una cadena industrial mundial con infraestructura, energía, finanzas, protección del medio ambiente, así como un desarrollo sostenible, tiene el objetivo complementario de permitir la coexistencia pacífica entre los países a través de una base jurídica sólida, la construcción no sistemática, con esquemas de cooperación equitativa dentro de lo que incluye en Banco Asiático de Inversión e Infraestructura y la creación del Fondo de la Ruta de Seda para aportar diversos apoyos socioeconómicos a los países miembros.
Por otro lado, la Unión Económica Euroasiática UEE establecida en el 2015 con el liderazgo de la Federación de Rusia, con el actual Presidente Putin, está integrada por Rusia, Kazajstán, mismo que tiene el principal poder energético, Armenia, Bielorrusia y Kurguistán, que en conjunto representa una superficie de 20.3 millones de km², es decir el 14% del territorio mundial que duplica a Europa y en un 10% a Sudamérica, con 182,7 millones de personas, un PIB de $1810,8 billones de dólares, así como con el 20.7% del gas natural del mundo, el 14.6% del petróleo, 9% de la energía eléctrica y el 5.9 % del carbón, lo que lo convierte en una superpotencia energética.
Proyectado para ser un espacio libre de mercancía, circulación de personas, con una moneda única, así como la homogeneización de los procedimientos internos y de comercio exterior que genera un Espacio Único y establecida una Comisión Económica Euroasiática, tiene una serie de proyectos para mejorar la conectividad y permitir en desarrollo regional, como lo es la extensión del Tren Transiberiano, la creación del Banco de Desarrollo Euroasiático y una serie de incentivos para la inversión internacional donde tiene un punto prioritario América Latina.
Tanto la UEE y el OBOR, mantienen una interdependencia en sus objetivos y actividades desde el 2015 con la Declaración Conjunta sobre la Conexión y Cooperación entre la Construcción de la Franja Económica de la Ruta de Seda y la Construcción de la Unión Económica Euroasiática, que se fortaleció con el Acuerdo de Cooperación Económica y Comercial entre República Popular China con la Unión Económica Euroasiática firmado el 17 de mayo de 2018, lo que lo posiciona como un bloque reconocido por los Organismos Internacionales, demás bloques regionales del globo y por las grandes potencias económicas.
Siendo la base sólida del BRICS (Brasil-Rusia-India-China-Sudáfrica), el Acuerdo de Shanghai, así como con un gran influencia en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico APEC, tienen la vista puesta en América Latina, iniciada con los países del MERCOSUR y donde México, por segmentar incorrectamente su política exterior, ha estado poco integrado representando tan sólo el 14% de la participación total a comparación del 30% de Brasil.
Con una serie de incentivos como son los fondos de financiamiento, replanteamientos de los esquemas de cooperación y comercio exterior, al igual que la coordinación del desarrollo sostenible, más allá del interés que guardan hacia México y la región en general en el sector agropecuario y el formidable posicionamiento geoestratégico, el país representa un punto medio para mantener el equilibrio entre los Estados del primer mundo.
Para ello, la política exterior mexicana, debe ser mesurada e imparcial de manera que permita las decisiones asertivas y en beneficio del interés nacional.
Hay aspectos pendientes, desde pasar de la Asociación Estratégica a un Acuerdo Económico con China, concretar el Memorándum de Entendimiento con la Unión Económica Euroasiática, la eliminación del visado, aumentar la circulación aérea, hasta generar los instrumentos jurídicos para ejecutar la relación, destacando la falta de una Reunión Parlamentaria con Rusia, el poco entendimiento con las Agencia de Cooperación de los países y propiamente de los bloques, y el replanteamiento de la instrucción en política exterior del cuerpo diplomático así como de los actores no convencionales de estas regiones.
México debe mostrar más de una transición en su política.