Fuente: Lic. Javier Huerta Analista Legislativo, 17 de septiembre de 2018, CDMX.
El mundo vive un acelerado crecimiento de las Tecnologías de la Información, en la que incluye la Inteligencia Artificial I.A. sin tener una legislación adecuada que controle las consecuencias de dicha instrumentación tan involucrada con todos los sistemas y círculos humanos de todas las naciones.
En el siglo XXl puedes despertar y con solo un toque (después de desbloquear tu celular) puedes tener en la mano cuantas cosas se deseen, desde canciones, con Google un Feed con recomendaciones de lugares y con otras aplicaciones un rescate en el tráfico.
Esto es la Inteligencia Artificial I.A., no sólo son las máquinas y sistemas cibernéticos complejos que consideramos esta fuera de nuestro alcance y que estamos a miles de años luz o que son cosas que solo pasan en Hollywood, están más cerca de lo que pensamos.
La I. A. se encuentra en lo cotidiano y la manejamos desde los smartphones, televisores y carros, aunque también tenemos ejemplos inimaginables como Sophia, el robot humanoide construido por Hanson Robotics que hizo su debut en 2016, que gracias a la adición de las piernas de DRC-HUBO (la misma compañía que ganó la competencia de robótica DARPA en 2015), Sophia ahora puede caminar, aunque lentamente, es capaz de moverse hasta a una distancia de 0.6 millas por hora, todavía con un guion preestablecido, aun así es uno de los mas grandes avances que tenemos en cuanto a I. A. con un empalme de morfología humana que lo convierte en lo mas cercano a la ciencia ficción cinematográfica.
Otro gran ejemplo es la inteligencia que creó la división de Facebook de desarrollo de inteligencia artificial, el cual desarrolló un sistema dedicado a las negociaciones, mismo que más tarde en sus primeras pruebas, el propio sistema comenzó a conversar en un lenguaje extraño y aparentemente erróneo, sin embargo, no era un error, había creado su propio idioma y Facebook decidió apagarlo.
¿Está mal? Considero que no, son avances importantes, pero en todo momento, debe regirse en ser utilizado para el beneficio común de la mayoría o del individuo.
Pero ¿qué pasa si eso no fueras así? qué pasaría si toda esta tecnología y avances se usará de otra forma, ¿dónde estarían sus límites? ¿funciona como conciencia? ¿cómo saber si está dañando a otro?¿quién le dictamina lo que está mal? Es fácil programar una máquina para que su pensamiento artificial haga lo que considere esté bien, sin estarlo; ya lo dice el CEO de Tesla y SpaceX Elon Musk, qué se necesita una proactividad en la legislación para la Inteligencia artificial.
Dicha propuesta ha llegado a oídos sordos desde el año pasado que fue comentado, ningún país ha creado alguna legislación o normativa relativa para su creación y uso, alcances y límites, a pesar de seguir los avances en I.A.
No podemos esperar a que caiga el niño al pozo para taparlo, es imperativo crear legislaciones que se anticipen a la acelerada innovación de la I.A. cada vez más involucrada a las actividades humanas, marcar un precedente de lo que está bien o lo que está mal.
Si puede haber un órgano que permita universalizar la legislación de la inteligencia artificial es la Corte Internacional de Justicia, que es el principal órgano judicial de las Naciones Unidas, como bien lo marca en sus estatutos en su artículo 36, párrafo segundo, en su apartado A, B, C y D.
El primer precepto para analizar es en que o quien cae la responsabilidad del delito, por ejemplo, cuando un animal ataca a una persona el responsable no es el animal es su dueño, ¿pasa lo mismo con una máquina? si una máquina daña a una persona ¿es responsable el creador? ¿el programador? ¿el ensamblador? Elon Musk nos da algunas bases para poder avanzar en este tema.
Para ello, podemos recordar que la legislación, ya fue acogida por una persona que para su tiempo era tan descabellado como la propia existencia de la robótica, el gran maestro de la ciencia ficción Issac Asimov que en compañía de John W Campbell años antes de 1940 desarrollan tres leyes que podemos pensar, son las bases de la primer legislación a nivel mundial sobre tecnología y específicamente sobre robots:
- Un robot no hará daño a un ser humano o por inanición permitir que un ser humano sufra daño.
- Debe hacer o realizar las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la ley número 1.
- Debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entra en conflicto con la ley 1 y 2.
Claro que estas leyes son parte de un supuesto que no se creía posible, por lo que no son suficientes dado su espectro tan grande a lo que hoy en día existe, inteligencias que pueden crear un caos cibernético, violentar la seguridad de una nación, entre otros daños incalculables.
Por otra parte, como un intento para prevenir tales alteraciones mundiales, Oren Etzioni Director Ejecutivo del Instituto Allen también presentó sus propuestas de leyes para regular esto, muy allegado a lo que pide Elon Musk sobre Inteligencia Artificial:
- Independientemente del fin de la Inteligencia Artificial, ya sea de uso gubernamental o empresarial o personal debe estar sometida a las leyes que se nos apliquen a los humanos no vale ninguna excusa de que la Inteligencia Artificial lo hizo.
- No es humana, debemos etiquetar a Inteligencia Artificial como tal Inteligencia artificial, así se podrá conocer cuando un robot está suplantando a alguien el día de hoy ya es posible producir vídeos donde alguien más está hablando sin que se note que es falso. Este es uno de los puntos más difíciles porque la humanidad tiende a humanizar todo, como bien sucede con las mascotas.
- Los sistemas de Inteligencia Artificial están en una posición privilegiada para captar información privilegiada por ello tienen prohibido diseminar información sin autorización expresa de la fuente.
Aunque la llegada de asistentes personales como Siri, Google, Assistant o Amazon, pueden publicar una conversación que se ha tenido con cualquier persona que puede ser comprometedora. También existen asistentes en los carros y en las casas, en cualquier parte con internet, por lo que abarca un espectro muy grande de información confidencial.
Sin duda estas seis leyes (tres de Asimov y tres de Oren Etzioni) son solamente una base y están muy muy muy lejanos de considerarse aptos para el futuro.
Tan distante como que ganemos un mundial de Fútbol, estamos muy lejos de poder tener una legislación nacional y mundial, hasta el punto en que sea una necesidad irrevocable los sistemas políticos tomarán en cuenta este punto.
Sin embargo, no deja de ser una responsabilidad de todos incentivar estas propuestas en las próximas consultas ciudadanas, donde tenemos la oportunidad de guiar a nuestros representantes en el sentido de encaminar y ser un país de vanguardia.