Por Dora Isa González
A pesar de la tesis de que los modos de producción son los que definen los bloques históricos, el cual se basa en el marxismo – gramsciano, las ideas, conforme a Hegel y Platón es lo que mueve al mundo y diré en una síntesis de ambas, a la forma de Ortega y Gasset que -somos nosotros y nuestras circunstancias-, porque soy hija de mi tiempo, pero está en mí la forma en que lo transito.
a¡Así es! A todos nos tocó nacer en un tipo de entorno común distinto de otras épocas, por ejemplo, para nuestra generación, es ser testigos de la evolución tecnológica, la inteligencia artificial, el cambio climático en todo su esplendor, la lucha por la diversidad de identidad e igualdades plenas, la inseguridad con entramados transnacionales y los nuevos sistemas instituciones propios del debilitamiento de un orden y la apenas germinación de otro que signa tiempos de estrés político.
En contraste a esta distinción por generación, también es importante recordar que los indicadores comunes prevalecerán trascendiendo los siglos, como la naturaleza humana que prueba que El Príncipe de Maquiavelo sigue siendo vigente, o los ciclos como de liberalismo vs centralismo, así como la derecha vs izquierda.
Entre ambos, es decir, lo cambiante y lo perenne, está el ser humano, como individuo que, así como es influido por su entorno, a la vez, él transforma al entorno, en mayor o menor medida según las ideas puestas en ejecución.
¿A qué me refiero? Sin juzgar a nadie. Un día tiene 24 horas, hay quienes ese día optaron por disfrutar de una buena fiesta con amistades, otra u otro más que tomó la decisión de cuidar a un familiar enfermo, alguien más que llevó a cabo una acción altruista a un albergue de 100 personas refugiadas, otros individuos más, estarán en plena guerra, o evitándola, o gobernando, quizá innovando un nuevo desarrollo tecnológico que cambiará la historia de la humanidad y finalmente otra persona que está a punto de impregnar de sabiduría un libro para llegar a millones de mentes y cambiar la forma de ver la realidad.
¿Se comprende el punto?
El tiempo de vida de nosotros, seres humanos, es -tristemente- corto, comparado con la permanencia de las montañas o las estrellas, somos un suspiro, en que tenemos en general marcado el mismo reloj cronológico, pero, habrá quien, a través de la ejecución de las ideas, ha cambiado el curso histórico de millones de almas y para las generaciones que no les tocó ver.
Con esto, no quiero decir que algunos sean “capaces” de hacerlo y otros no, todas y todos tenemos ese mismo poder y lo hacemos, pero va en la medida de su capacidad de influencia, y el atrevimiento de imaginar y hacer.
Cada quien hemos influido en la conducción de su círculo familiar, con su pareja, su mascota, el entorno laboral, en la escuela; en lo cotidiano, siendo positivo o negativo, y bueno, también nos corresponden las debidas consecuencias de esas decisiones. Más allá de lo anterior, habemos quienes sin conformarnos en cómo esta el mundo, nos ocupamos con sus debidos sacrificios, para llevar a cabo ideas que por supuesto, vienen con una dosis de resistencias, porque sino, no se les llamaría cambios.
Vamos de lo simple a lo complejo: ¿cuántos un día optaron por mejorar el diseño de su casa o su negocio? ¿Cuántos más dedicaron horas a escribir un libro? ¿Cuántos de ustedes prefirieron dejar las series o el juego de futbol por estudiar, insistir en una nueva invención o defender una causa social? Solo entre nosotros sabemos lo que significó ver el resultado.
Recordando que ayer fue el 107 aniversario del natalicio de Nelson Mandela quien luchó en contra del apartheid en Sudáfrica y gobernó ese país en 1994, describe bien en su libro “Un largo camino hacia la libertad” la clase de resistencias que tuvo que combatir, disputas que lo llevaron a estar 27 años en la cárcel, tan solo por defender la igualdad entre grupos, la paz y la justicia social. ¿Nos atrevemos de la misma a sostener las ideas trascendentales?
De Thomas Edison en su 101 intento para inventar la bombilla; de Tesla con su ingenio sobreviviente a pesar de su silenciamiento público y qué decir del plagio de sus creaciones; Einstein que fue discriminado en la escuela y gracias al E=mc2 los modos de producción nunca serán iguales, o Madame Curie al descubrir la radioactividad en contramarea a lo que los hombres científicos le decían; y por contar en otras figuras de la reina Isabel persistir a pesar de ser la última opción en gobernar Inglaterra; Rousseau quien fue censurado públicamente en lo que restó de su vida, pero que siempre confió en que sus textos generarían revoluciones, o Coco Channel al imponer nuevos estándares femeninos que reflejaban la inclusión de nuestro género en la toma de decisiones, provocado por otro grupo de mujeres sufragistas como en México de Hermila Galindo, Elvia Carrillo o María del Refugio García.
Para ellas y ellos, sin excepción, fueron los que superaron los “nunca podrás”, “es una locura”, “no eres nadie para creértelo”; los miles de cerradas de puerta y esta la amenaza a su propia vida. Nadie lo tuvo fácil, por lo que, se valida su reconocimiento; por eso las y los admiramos, e invitaría a que nos atrevamos porque sí, podemos mejorar nuestro mundo.
De los millones de “no” que recibirán en su vida, de mi parte les digo “sí” y para que esa IDEA, se convierta en realidad, requiere de persistencia, autocrítica, imaginación, humildad, preparación y cachar el lugar-momento indicado.
El curso histórico de la humanidad y el planeta se ha definido por las ideas, de personajes que optaron por llevarlas a cabo, por lo que les digo de frente: crean fervientemente en seguir su lucha o empezarla, porque no hay edad para iniciarlo, ya que, al fin y al cabo, en los últimos días, solo quedará los recuerdos y en los libros de texto, los actos más épicos.
Ya para cerrar, este breve mensaje, retomo la frase dicha en el primer párrafo: los hijas e hijos de nuestro tiempo, así que, si nos tocó confrontar las consecuencias del descuido al planeta, ¡cambiémoslo!, si vemos que nuestro país prevalece la desigualdad, ha aumentado la inseguridad y la corrupción ¡luchemos!, si podemos mejorar a nuestra comunidad y cómo hacer política ¡pongamos manos a la obra! ¿Qué esperan? ¿Una aprobación? Eso solo sucederá cuando vean el fruto del árbol que nunca creyeron posible, porque nos toca poner las 101 razones de seguir a los 100 no que seguiremos escuchando.
¡Abrazos de su amiga!