Julio Cortázar: entre la fantasía y la realidad

Fuente: El Faro Luz y Ciencia, miércoles 19 de septiembre de 2022Ciudad de México

Por: Drusila Torres Zúñiga

Tiempo de lectura: 6 mins.


En los cursos que impartió Julio Cortázar en la Universidad de Berkeley el maestro argentino ilustró a su audiencia con la estructura psicológica de la técnica que logró caracterizar al llamado «boom latinoamericano»


Como hemos mencionado anteriormente (véase publicación del 7 de septiembre), el movimiento denominado «boom latinoamericano» trajo consigo el reconocimiento internacional de autores como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Julio Cortázar, entre otros. Uno de los aspectos más fascinantes de esta literatura fueron los elementos estilísticos que los escritores desplegaron en su obra, además de las historias fascinantes que narran a través de sus páginas. Otro aspecto de atención singular se relaciona con que estos autores no se limitaron al género de la novela, sino que exploraron subgéneros narrativos tradicionales como el cuento y otros más novedosos como el periodismo; este, ejercido por una figura de la talla de García Márquez, con profesionalismo tal, que provocó el celo de Guillermo Cano, director del periódico El Espectador, quien no le permitió una simple estadía fuera de Colombia, por temor a perder uno de los elementos más valiosos de su redacción. Con el paso del tiempo, García Márquez no solo se convirtió en la figura literaria que conocemos sino que también se consolidó como un maestro del periodismo, como se puede comprobar en las varias antologías que muestran su trabajo en esta área.

Con respecto a las autoras, por poner un ejemplo, Elena Garro también cultivó los géneros periodístico y dramático, de este último resalta su obra Los perros (1965).

Por su parte, Julio Cortázar, el autor que nos convoca en esta ocasión, se desempeñó como traductor y poeta, aunque es más conocido por su novela Rayuela y también por sus cuentos, subgénero del que se ha consagrado como uno de los mejores exponentes, a la altura de Edgar Allan Poe, tan solo.

En las clases de literatura que Julio Cortázar impartió en la Universidad de Berkeley en el año de 1980, el escritor presenta algo que me atrevo a llamar su «teoría del cuento». En aquellas sesiones, mostró con detalle, ante un público de jóvenes interesados, su concepción de este artefacto de escritura, las características que debia cumplir, sus elementos indispensables, así como también su personal técnica creativa. Asimismo, considero sumamente valioso, el autor diferencia su obra cuentística, dividiéndola en dos vertientes: los cuentos fantásticos y los cuentos realistas. 

En aquella cátedra, el autor confiesa que su principal interés siempre ha sido el cuento fantástico, por lo que ocupa sendas horas de clase para leer y profundizar sobre el tema. En primer lugar, se apresura a aclarar que, para él, lo fantástico es simplemente «una forma más amplia» de la realidad, y ha estado presente desde su niñez. Su definición de la literatura de corte fantástico parte desde la concepción del tiempo, que en este tipo de relatos se vuelve «elástico» y «poroso», indefinido y no lineal. Según Cortázar, lo fantástico también está atravesado por la fatalidad, por un destino que los personajes irremediablemente cumplen. En otro momento, define un tipo de fantasía presente en sus cuentos, que llama «la inversión de lo fantástico total por lo real total»: se trata de aquellos relatos donde la narración inicia en un ambiente aparentemente realista, que de un momento a otro se trastoca hacia lo onírico o más allá del tiempo, es decir, lo fantástico: «donde es muy difícil o imposible saber qué es lo uno y qué es lo otro». El ejemplo paradigmático de este tipo de escritura es el cuento «Continuidad de los parques».

Con respecto al realismo, en sus clases, Cortázar habla del realismo socialista, del realismo mágico y del realismo simbólico; en este último se circunscribe y lo define como: 

«un cuento —una novela también puede ser— que tenga un tema y desarrollo que los lectores pueden aceptar como perfectamente real, en la medida en que no se dan cuenta, avanzando un poco más, que, por debajo de esa superficie estrictamente realista, se esconde otra cosa que también es la realidad y que es todavía más la realidad, una realidad más profunda, más difícil de captar. La literatura es capaz de crear textos que nos den una primera lectura perfectamente realista y una segunda lectura en la que no se ve que ese realismo está exponiendo otra cosa».

Como ejemplo señala las obras del escritor checo Franz Kafka, como la novela El proceso y muchos de sus cuentos. La segunda lectura a la que se refiere Cortázar es aquella de la que se puede interpretar: «una denuncia hacia un orden de las cosas que se considera falso, malo, injusto. […] Un escritor de este tipo cuenta una historia en donde no hay ninguna denuncia, pero el lector se da cuenta de que por debajo esa denuncia está y tiene una fuerza notable».

Los cuentos realistas, desde el punto de vista del escritor argentino, no solo deben ser el retrato de una realidad ni se valen únicamente de la anécdota, sino que el autor debe tener claridad sobre el «tema» del cuento e indagar en él de tal manera que se logre una conexión entre el lector y el relato que nos permita un descenso a la profundidad psicológica de los personajes.

Además de lo anterior, en aquellas clases el autor nos recomienda los cuentos que considera más representativos de su obra.

De los fantásticos, nos invita a leer: «Casa tomada», «El ídolo de las Cícladas» y «La noche boca arriba», el cual, confiesa, surgió debido una pesadilla delirante ocurrida mientras se recuperaba en el hospital de un accidente de motocicleta que vivió en París, en el año 1953. 

De los cuentos realistas, recomienda la lectura de: «La autopista del sur», «Lugar llamado Kindberg» y «Segunda vez», cuento censurado en su país, que vio la luz en México, publicado en 1977.

Las Clases de Literatura, en fin, se convierten en una clave necesaria, aunque no definitiva, para comprender no solo la cuentística de Julio Cortázar sino otros elementos de su obra como el proceso creativo de Rayuela y su interés por la cuestión musical, que atraviesa gran parte de sus escritos. 

Todas las citas textuales fueron tomadas de:

Julio Cortázar. Clases de literatura: Berkeley, 1980. Buenos Aires: Alfaguara, 2013.

Drusila Torres Zúñiga. Licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas (UNAM). Profesora y escritora. Activista por el derecho a la educación y al trabajo digno. Twitter: @drusilatz

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