Protestas en nuestro siglo|Del Interior al Exterior

De: Dora Isabel González Ayala

Entre temores al “fin del mundo”, con exigencias a la inclusión, contra reformas monetarias e imposiciones radicales gubernamentales,  las calles se llenan de gritos y de hashtags las plataformas virtuales. Estas son las protestas de nuestro siglo.

Recordando al canadiense Marshall MacLuhan, padre intelectual del tiempo quien dijo “el medio es el mensaje” escribió con letra mayúscula lo que ahora se ve en el sentido total de la palabra: lo (en este caso la protesta) virtual impacta en lo real.

De ello, ninguna calle queda fuera. Los Cinco Continentes se manifiestan después de la declaración de los científicos sobre el “Colapso Climático”, con movimientos resaltantes como “Extintion Rebelion” y “Global Climate Strike” este último sobresaliendo la figura de la joven sueca Greta Thunberg -no hay Plan B-.

Pero lo climático no es lo único, también tenemos las protestas en Hong Kong con el movimiento prodemocrático con su símbolo: las máscaras y el paraguas, contra la Ley de Extradiciones (ya derogada) y el alza de precios en la vivienda; las manifestaciones en Barcelona de “Tsunami Democràtic” en molestia a la sentencia de los líderes catalanes independentistas de lo suscitado en 2017; y sin olvidar en nuestro hemisferio, la protesta del Movimiento Revolución Ciudadana (resaltando a los indígenas, estudiantes y sindicatos) en Ecuador por la reforma sugerente del FMI a los subsidios al combustible.

No son los únicos, hay un sin número más que han pasado por este siglo, sin embargo,  hay coincidencias generales (además de que estas últimas usan de símbolo del cambio y lo ambiental) en las más recientes. Entre sus características en cuanto a su forma, abordan el uso de los medios digitales para su organización, asimismo, los espacios que alteran están dirigidos a efectuar un impacto internacional (como los aeropuertos) y también, la parte que le toca lidiar con ellas, culpa a influencia de  actores externos.

En cuanto a la culpabilidad acuñada por estos ciudadanos y jóvenes pasa de la convencional queja hacia la forma de gobernar, -la cual seguirá-, a la exigencia hacia todos los individuos. Por otro lado, no sólo se dirige a personas particulares en la cúpula, ahora son tópicos: migración, igualdad, corrupción, feminismo, cambio climáticos, derechos humanos; es  decir, la red está repleta de hashtags.

Puede argumentarse de algunas, son una hermosa forma de protestar, si estas no provocaran siempre “la segunda oleada” de grupos que pasan de la “autodeterminación pacífica” y “no violencia” a la reacción indiferente, la queja de monumentos y el daño físico a “cualquier persona”.

Ya sea que estos sean planeados, financiados o geoestratégicamente organizados por esos famosos “actores externos”, está tapando las urgencias de nuestra época, que de forma personal, pongo en primer lugar la inestabilidad ambiental y financiera (una va de la mano de la otra).

¿Estamos conscientes de lo que tenemos frente? Para ello hay que saber protestar con nombre. Y con ello finalizo recordando que se cumple el día de hoy, tres décadas de la caída del Muro de Berlín, agregando en forma literaria:

-Ha caído un muro físico y se ha puesto uno virtual-.

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