Construcción de paz en un México violento

Por: Carmen Hernández

La paz va más allá de vivir o no en un conflicto bélico, del negro al blanco, lo bueno y lo malo. Es deconstruir lo binario para identificar los distintos matices, en realidades de diferentes regiones, países, estados y espacios en el mundo.

Cármen Hernández

“La paz la ausencia de cualquier tipo de violencia que atente directamente contra un desarrollo económico, social, cultural, cumpliendo con las necesidades más básicas de las personas y respeto a los derechos humanos”[1].

Esta definición es el resultado de coyunturas que mostraron las nuevas realidades y violencias que enfrentamos día a día, al identificar, que la ausencia de un conflicto bélico no es sinónimo de paz, esto podemos observarlo en Oriente Medio y África, en sus conflictos internos, el uso de armamento bélico, las matanzas y faltas a lo establecido en el Derecho Internacional Humanitario, con ataques a zonas prohibidas, museos, escuelas, hospitales y centros religiosos; de igual forma, ante la desigualdad social y económica que actualmente se vive en América Latina, el aumento del número de casos de violaciones a derechos humanos y la desigualdad persiste de género.

La construcción para la paz se compone de la suma no solamente de una persona, sino de la comunidad frente a su entorno; es nodal la presencia de instituciones, ya que, la paz no será alcanzada cuando persiste la lejanía entre la sociedad y el gobierno.

Es crear mecanismos que garanticen el acceso a la justicia, transparencia y voluntad política de generar instituciones sólidas comenzando desde lo primordial e importante, la comunidad.

De igual forma, es necesario el estudio de las violencias, desde “las micro”, aquellas no visibles como son la violencia estructural y cultural, es decir, la violencia de género y psicológica, discriminación, así como la desigualdad en estructuras definidas en programas, reglamentos y leyes; hasta “las macro”, las que si podemos ver, como la violencia directa que va desde la física, asesinatos, asaltos, violencia sexual, hasta violaciones a derechos humanos.

Por lo tanto, es importancia identificar estas diferencias para trabajar por la transformación, mismas que deben estar presentes en los programas de prevención, entendido como “encontrar la raíz del problema”.

Las violencias que son visibles indican ser el detonante no la causa, que de pensar lo contrario, sólo se trabaja con lo más visible, volviendo, en un futuro, a presentarse el mismo problema.

La participación en la prevención comienza desde el espacio propio, la colonia, calle o municipio; identificando necesidades y problemas que afectan a todos y todas, pero ¿cómo identificarlo?

¿Realmente en México necesitamos la construcción para la paz?

Actualmente, México vive una de sus más graves crisis sociales, los mexicanos enfrentamos instituciones débiles. En el sexenio actual se ha registrado el mayor número de quejas de violaciones a los derechos humanos[2] en Organismos Intergubernamentales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con un total de 500 denuncias, la mayor registrada entre los países del continente americano; y la Comisión Nacional de Derechos humanos, llegado a los 38 mil 722 escritos de quejas[3] en el 2017.

Esto ha tenido como consecuencia una sociedad inconforme, desconfiada ante sus representantes y hacia la misma comunidad, no sólo por la crisis a los derechos humanos, sino en lo social y económico; es de aquí que se fundamenta el necesario apoyo y seguimiento constante a los programas de prevención de la violencia, primicia para la construcción de paz.

Pese a los grandes esfuerzos de la sociedad civil y a los programas institucionales, continúa la noción de que la prevención es accionada después del ejercicio de la violencia, con acciones que no integran a la comunidad, con etiquetas o prejuicios sociales; por ejemplo, los estigmas y prejuicios que enfrentan de jóvenes al salir de centros de readaptación o de quienes viven en zonas con altos índices de violencia, discriminación y pobreza.

La prevención debe estar presente en todos los sectores y espacios, integrando a cada miembro de la comunidad, con una identificación de los tipos de violencia que persisten y a partir de ello, crear por medio de las instituciones de gobierno, políticas públicas acordes a la realidad del sector al que va dirigido; programas representativos e integrales con la comunidad que trabajen las necesidades y problemas en un espacio determinado.

La construcción para la paz es un proceso. La inmediatez no genera una transformación real ni la reconstrucción de un tejido social ya roto por las violencias que se presentan día a día.

Es un proceso que de sí mismo debe ser sustentable y llevado por la comunidad a partir de herramientas adquiridas que den como resultado el reconocimiento y empoderamiento.

En México, a pesar de la crisis por violaciones a derechos humanos y aumento de la violencia, existen programas y proyectos que apuestan por la reconstrucción del tejido social a partir de la participación de cada miembro de la comunidad.

Van desde la participación de la niñez como voceros de propuestas para trabajar los problemas de acoso escolar, discriminación, contaminación de espacios públicos como son las calles, parques o canchas de futbol; con jóvenes que a partir del arte, reconstruyen sus espacios y visibilizan sus realidades.

Se debe proporcionar las herramientas jurídicas, así como teóricas para entender y ejercer los derechos humanos, así como apropiarnos de ellos al dejarlos de ver sólo como servicios, para exigirlos y alzar la voz ante cualquier hecho que los violente.

En el caso mexicano, es urgente no solamente el apoyo a propuestas provenientes de la sociedad civil, como son las organizaciones no gubernamentales, comités vecinales o colectivos; sino también, la voluntad política de crear programas integrales donde la misma sociedad civil participe en la estructuración, acción y seguimiento de dichos programas, en garantizar los presupuestos debidos, y por supuesto, en el combate a la corrupción e impunidad. Sin justicia, la paz es inexistente.

En el 2017, las Naciones Unidas celebró el Día Internacional de la Juventud bajo el lema “Juventud construyendo paz”, enfatizando la importancia de la participación de las juventudes en este proceso, misma que es parte de los objetivos a alcanzar dentro de la Agenda 2030 con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS.

Cada país ha reconocido, así como adquirido el compromiso en trabajar por alcanzar las metas pertenecientes a los ODS, con el fin de lograr un país mejor. México es uno de los países que ha enfatizado su compromiso y acción a estas metas.

La paz, se encuentra en el ODS 16. “Paz, Justicia e Instituciones Sólidas”.

La construcción para la paz es una decisión, es reconocer a ésta como un derecho humano, ejercible y accesible para todos y todas, necesaria como urgente para México y ante los retos que enfrenta para este 2018, ante una coyuntura internacional donde debe hacerse valer las herramientas jurídicas internacionales, en materia de derechos humanos y sin duda alguna, la participación de cada uno de nosotros.

—————————————————————————————————————————————–

[1] Declaración De Bilbao Sobre El Derecho Humano A La Paz, Bilbao, España. Febrero del 2010,

[2] La CIDH recibió 500 denuncias de violaciones a derechos humanos cometidas en México, el mayor número registrado entre los países del continente americano durante 2014. Nayeli Roldán,Mayo del 2015, México, el país con más denuncias de violaciones de derechos ante la CIDH . Animal Político. Consulta en: http://www.animalpolitico.com/2015/05/mexico-el-pais-cohttp://www.animalpolitico.com/2018/01/violaciones-derechos-humanos/n-mas-denuncias-de-violaciones-de-derechos-ante-la-cidh/

[3] Redacción Animal Político. 25 de enero del 2018. Violaciones a derechos humanos en México alcanzaron niveles históricos durante 2017: CNDH. Animal Político. Recuperado: http://www.animalpolitico.com/2018/01/violaciones-derechos-humanos/

Comparte este artículo